viernes, octubre 27, 2006

Corrige y vencerás. Dos reflexiones para el fin de semana

¿Por qué mi corrector de inglés se empeña en corregir cada vez que escribo "will" por "hill"?

¿Por qué mi corrector de español en el word cuando escribo "Queridos" me sugiere continuar con papá y mamá?


Feliz fin de semana.

miércoles, octubre 25, 2006

La ciudad

Lo que más me gusta de las ciudades es la gente que vive en ellas. Es por eso que lo que más me gusta cuando estoy en la ciudad, en cualquier ciudad, es andar y mirar a la gente.
La gente que vive en ellas, anda, abre negocios, va a ver a sus amigos, practica sus aficiones...
Por eso me gustan menos los museos, están más muertos. En cuanto a los edificios, bueno, me miro algunos, pero no llevo la cabeza muy arriba en mis paseos.
Os confesaré sin embargo que hace poco, paseando por Barcelona, me cautivó profundamente un edificio. Analizándolo bien, me he dado cuenta que tiene unas características que me gustan mucho no sólo en un edificio, sino que podría aplicarlo a muchas otras cosas: es bello, no es aparatoso, tiene personalidad y sabe estar en su sitio manteniendo con sumo cuidado una posición muy digna.
Todo esto lo digo porque este edificio del arquitecto Juli Capella está al ladito de otro monumental que se ve a kilómetros de distancia desde cualquier punto de la ciudad. Está al lado de un edificio ya emblemático .
Yo lo descubrí de golpe, al pasar por su lado y lo encontré magnífico, sencillo y personal. Sin pretender ser nada más que lo que era y por supuesto sin competir para nada con su vecino, que requiere otro ángulo de visión mucho más alejado.
El edificio en cuestión es un hotel. Este hotel:


La foto no le hace justícia. Y vive al lado de este otro:






Si venís por aquí no os lo perdais. Es realmente precioso. En fin, me he convertido en una fan de Juli Capella.

jueves, octubre 19, 2006

Abrazando árboles

No sé dónde, ni cuándo, ni cómo leí, me dijeron o soñé que era una cosa muy terapéutica abrazar un árbol: rodearlo entre tus brazos, pegarlo a tu cuerpo y cerrar los ojos.
Decían que era bueno concentrarse y sentir el árbol, sentir la savia que circula, sentir la firmeza sobre la tierra de sus raices y lo etéreo de sus ramas.
Lo hice. Abracé una mañana de verano a un pino. Pasé bastante vergüenza, por suerte nadie me vio, y sí, sentí toda la vida entre los brazos y a la vez me dio una gran paz.
Os lo recomiendo sin dudarlo. Hay que probarlo. Esta noche creo que voy a abrazar un árbol.
Y una recomendación sólo: si vais a abrazar un pino cuidado con la resina.

jueves, octubre 12, 2006

domingos al sol









Estuvimos aquí. Y era un sitio precioso. No recuerdo su nombre, hacia sol y corría un fresco suave.
No parecía que estuviéramos donde estábamos.
Pero, ¿a donde fuimos?


lunes, octubre 02, 2006

El ascensor

No me gusta encontrarme a nadie cuando voy a coger el ascensor. No me ha gustado nunca. Ya de pequeña, con mi hermano, poníamos la oreja en la puerta, antes de salir por si había algún vecino en la escalera para no coincidir.
O hacía carreras por la calle para llegar antes, o ralentizaba el paso hasta el infinito para no encontrármelos. De pequeña y de mayor. Porque, la verdad, ahora también lo hago; el otro día pasé de largo por la escalera de mi casa porque vi dentro a una vecina.
Después no sabía que hacer, pero yo iba muy digna calle arriba.
Y con mis hijos a veces también lo hago, -rápido, rápido, sube! y siempre me miran raro. Aunque no les doy muchas explicaciones que después lo largan en cualquier sitio.

No me gustan los vecinos en el ascensor. Tienen conversaciones tontas e insubstanciales y a mi me molestan, ellos y sus conversaciones.
Y nadie tiene narices para no abrir la boca durante todo el trayecto, claro, queda fatal.

Así que ya sabeis: si oís ruidos en la escalera no salgais. Son ellos, los vecinos.