martes, agosto 29, 2006

Setas

El año pasado, me encontré en los apartamentos del Pirineo con Adelaida, (una amiga de mi madre que sé que me quiere mucho); como el tiempo era húmedo y lluvioso y sabía de su afición a recolectar cualquier cosa comestible del bosque, le pregunté si creía que habría setas.
-Buf, no creo... dijo- mirando hacia allá. Demasiada humedad.
A la tarde siguiente, por casualidad, nos cruzamos en el sendero de un bosque. Llevaba una cesta semi oculta... Repleta de setas!
-Hola, hola me dijo- pasando rápida por mi lado.

Este año, apostando ya por mi decisión con las setas y su caza. Salimos todos al bosque y mientras ellos cogían arándanos yo me dediqué a la caza y captura de las setas.
Y encontré setas, de distintos tipos, de seis o siete variedades, las suficientes para llenar un plato a rebosar. De entre ellas, la mayoría no las conocía, creí reconocer un cep, una llanega y creia que un rossinyol.
Llegamos a casa y llamamos a Adelaida para que nos identificara las setas. Fuimos a su casa orgullosos de nuestro trofeo.
Miró el plato circunspecta.
-Mmmm. Nada. Bueno yo no me arriesgaría- decía mientras los iba tocando.
-No, si daño no te harán...
Y ¿dónde dices que los has encontrado?
Entonces saltó su marido con una espléndida carcajada...
-Mañana irá ella y los encontrará todos.

Y seguro que era cierto. Parece que lo cazadores de setas son así. Y me temo que me voy a convertir en uno de ellos...










domingo, agosto 27, 2006

Volver











Volver es a menudo un ejercicio de ilusión parecido al que hemos hecho para marchar.
Y este otoño, cazaré setas.