domingo, enero 14, 2007

El otro

Si alguna vez abro otro blog, si definitivamente decido dejar la mesa, el banco y el rincón, si alguna vez, me planteara la posibilidad de empezar de nuevo en otra parte de la blogosfera, tendría por supuesto, otro nombre; no creo que tuviera otro aire, aunque nunca se sabe, es bien cierto que podría dedicarlo simplemente a causas perdidas, a recetas de cocina, a papiroflexia o a críticas de libros. Pero seguiría siendo yo.
Llevo dos años en este blog; empecé un día de diciembre de 2004. F. me sugirió la idea y me entusiasmé. Me doy cuenta ahora, como alguien dijo, que uno llega a cansarse hasta de uno mismo, de sus mismas ideas, de sus mismos pareceres, y antes o después llega la monotonía.
Me sigue gustando tanto el título como al principio, y me gusta cómo lo he llevado hasta ahora. Ni más ni menos.
Recuerdo con mucho afecto y nostalgia los inicios, cuando me visitó un incipiente Nepomuk desconocido del que me hice tan amiga, y después, casi a la par, llegaron Fújur, el Dragón Blanco y Spica, nuestro querido Spica fulgurante; misteriosa Amélie, y Would y Tristany el ácido, y la mágica Vireta y Dorian Grey. Y mi querida Guisante. Después llegaron más, no os cito a todos pero os recuerdo a todos, y éramos una pequeña familia con minúscula y virtual. Incluso los más próximos a mi se atrevieron con los blogs.
Qué bien nos lo pasamos. Pero el tiempo pasó, como siempre, y las cosas cambiaron, como siempre también.
Así que ahora pienso hacia adelante, como siempre también, y creo que tengo el título del próximo blog: el gemelo evanescente.
En un embarazo múltiple, a veces uno de los embriones muere en "beneficio de los demás", no se desarrolla y en su lugar queda algo parecido a un hueco, un vacio que antes estuvo pleno, y muere para que los demás se desarrollen en plenitud. Lo he encontrado natural, triste, misterioso y bello. Le llaman: el gemelo evanescente.