martes, septiembre 20, 2005

Mi tía tenía razón

Cuando era pequeña, siempre avasallaba a mi tía solterona para que me contase si alguna vez había tenido novio.
Ella siempre se escapaba por la tangente y respondía que el amor se da a cualquier edad.
Yo, por mi parte, pensaba que era imposible amar o enamorarse más allá de los 20. El resto de la vida me parecía un tunel oscuro y lejano en manos de la vejez.
Pocos días después de la muerte de mi tía, mi hermano y yo, fuimos a su casa para recoger las cosas que había. Recuerdo que me avalancé sobre la cómoda donde ella guardaba sus papeles. Mi hermano y yo pasamos largo tiempo leyendo y mirando.
De repente, un papel manuscrito me llegó a las manos: era una increible declaración de amor, con proposicion de matrimonio incluída. Tuve la sensación que me inmiscuía en un territorio prohibido; sin permiso. Se lo di a mi hermano y lo devolvimos rápidamente a su caja como si alguien, quién sabe quién, nos estuviera mirando.
Si su muerte no hubiese sido tan reciente, creo que se me habría escapado una sonrisa de mis labios.