sábado, julio 30, 2005

Un día me compré una planta carnívora. Muy mona ella. Y la llevé a casa. Me habían avisado que solían comer moscas y mosquitos. Ingenua de mi pensé que ya pasaría alguno por delante y ella se lo zamparía ávida y ocurrente.
Pasaron los días y la boca aquella dentada permanecía como siempre, así que me decidí a intervenir y me fuí a una tienda de animales donde vendían peces (probablemente neones RIP), ranas y otras cosas. La tienda era grande y había una cola impresionante.
Mientras esperaba, empecé a pensar que quizá haría un ridículo estrepitoso si preguntaba a cuanto iba el kilo de moscas. Así que me armé de valor y haciendome la interesante le pregunté a mi vecino que qué venía a comprar. Muy solícito me dijo que gusanos, 400 gr de gusanos que era lo que tardaba no sé que asqueroso animal en comerse en una semana.
De repente el olor a animal, la cola, la neverita que se abría y cerraba sin parar mientras visualizaba los gusanos esos me impulsaron a salir corriendo.
Llegué a casa y busqué una mosca, la maté y la puse en la boca dentada aquella.
y lentamente, muy lentamente, al cabo de las horas la boca se cerró.