domingo, mayo 29, 2005

Cositas buenas

Hay gente que, sin poder evitarlo, a la persona de enfrente rápidamente le ve los defectos: que si las piernas son demasiado largas, que si el otro no lo hacía muy bien, que si su amigo podría ser más generoso...
Mi mirada continúa siendo tan vulnerablemente ingenua como siempre y sin querer, veo las cosas que me emocionan, y quizá sí que no eran perfectas, pero eran tan estupendas...
De mis amigos, de la gente que me rodea y a la que quiero me gusta sacar a relucir sus virtudes, sus cositas buenas, que brillen y se vean, siempre lo mejor, lo que empuja a subir, a saltar, siempre andando y siempre para arriba.
Lo decía Cortázar en una historia de sus Cronopios: hablaba de cuando iba al teatro y se quedaba embelesado por la obra que acababa de contemplar; dos minutos después de acabar siempre salía alguien diciendo: bueno, podía haber estado mejor... Cortázar reivindicaba el derecho a dejarse emocionar y gustar, sin más.
Yo lo reivindico, también. Muchos años después de haberlo leído lo recuerdo perfectamente, por algo será.