lunes, mayo 09, 2005

Climas

Me gustan los climas. Me gusta percibir las diferencias, los cambios, la luz y la oscuridad. Dejarse bañar de sol en invierno, calentando suavemente la piel; o el fresco del otoño, después de ese gran calor del verano.
Las lluvias de abril, deshaciendo la nieve. Ver nevar, cayendo los copos como una caricia detrás de la ventana. Me gusta el frío, más que el calor. Pero el calor permite tumbarse junto al mar, el mar de septiembre. No hay mejor mar, mejor temperatura, mejor arena. Todo queda como después de la batalla, suave y moldeado, preparado para la oscuridad y la tormenta.

Prefiero los días largos, sin embargo. Y las noches cortas. Levantarme pronto y acariciar de cerca el día, no perder horas de luz: divino elemento.
Y cuando estoy en otro país, con otro clima, siempre, primero, miro la luz y el día y pienso y comparo y asemejo a lo que vivo yo, ahora, aquí en el Mediterráneo.
Me gustan los climas y a lo que llevan, y como sus gentes se acoplan y viven, vivimos, sometidos y pendientes de ellos. De la fuerza de la tierra, sus vientos, sus tempestades, sus silencios.