miércoles, mayo 11, 2005

Carnaval I

La tarde quedó apacible cuando salimos del peculiar motel de vistas infinitas sobre el mar y Burle Max. Marchábamos ya del continente e íbamos con tiempo. De repente el Carnaval nos sorprendió con calles cortadas y todo empezó a demorarse más de lo necesario: La noche era oscura, la gente bebía, las calles estaban inundadas de colores y ríos de cerveza y cachaça corrían calle abajo.
Cogimos el coche y nos encontramos enmedio de un engarrafamento. F. apretó el acelerador una hora más tarde, ya a las afueras para llegar al aeropuerto, 130,140,150,160 por las vías de salida. Carril derecho o izquierdo, tanto daba, ibamos a la carioca. Entrecerré los ojos. Estaban a punto de empezar a embarcar. Cuando vislumbramos el aeropuerto apenas quedaban un par de minutos para que cerraran el embarque.
Salté, corrí, llegué. Tiré los billetes sobre el mostrador. La operadora tecleó, tecleó, tecleó. Me miró, miró al ordenador, me volvió a mirar y dijo:
-Já foi.
Y efectivamente, nuestro avión había despegado el día anterior.