jueves, abril 14, 2005

Mi amigo Mauro, su taxi y yo

¿Qué tenemos en común, mi amigo Mauro, su taxi y yo? En principio nada.
Mauro vive en Porto Alegre, yo vivo en Barcelona, él habla de su taxi, yo no tengo taxi. Él es brasileño, yo catalana. Él tiene un blog y yo tengo otro. Él adora Brasil, yo también.
La primera vez que visité Brasil me sorprendió mucho un olor dulzón que se esparcía por toda la ciudad, sobre todo de noche.
En distintos viajes conservé ese olor en la memoria. Un día, me explicaron que ese olor era de la gasolina de los coches que la mezclaban con alcohol.
Los taxis en Barcelona son negros y amarillos, como las abejas. Y pensádolo bien, los taxis todavía resisten el fenómeno de la globalización: las ciudades mantienen los taxis como distintivos: en Londres son negros y tan grandes que puedes entrar de pie, en Barcelona negros y amarillos, en Madrid blancos.
Y en cuanto a historias... esas son universales, los taxis son testigo de todo: amores, odios, peleas, lloros, aquí en Barcelona y en Porto Alegre.
Pero ¿qué tenemos en común mi amigo Mauro y yo? Ah sí, una cosa: Ronaldinho, el rapaz feliz. Pero eso no tiene que ver con los taxis, ¿no? No, eso, no. Qué lástima.