miércoles, marzo 09, 2005

La teoría del segundo

Hay personas que gozan de un segundo más.
Un segundo más que el resto de la población. ¿Para qué? Pues para resolver o beneficiarse de cosas importantes. Estas personas pueden tener ese segundo para no perder el autobús, para coger a tiempo la llamada del móvil antes de que salte el contestador y les ofrezcan un buen trabajo, un segundo más para esperase aquella tediosa noche y conocer a alguien muy especial, un segundo más antes de cruzar la calle y que el coche a más de 100 por hora no se lo lleve por delante, un segundo más para aguantar definitivamente bajo el agua sin ahogarse. En definitiva, un segundo más que podría ser anhelado por el resto de los seres humanos.
Característica que acompaña a esta gente es que, en el transcurso de este segundo más, gracias a su aura, parece que el mundo a su alrededor se para, y es en ese pararse que el segundo más hace su efecto.
Pondré un ejemplo: una persona que tengo claro que está beneficiado con este segundo de más es Ronaldinho.
Ayer, contra el Chelsea, marcó un gol con un segundo de más: fue ese segundo en que se paró, tenía a su alrededor unos cuantos defensas del equipo contrario, se paró, digo, miró a la portería, hizo un pase de baile (lo juro) como si bailara samba, el mundo se quedó quieto y su disparó trazó un efecto parabólico, con rosca, para acabar en la red.
Eso, señores, es tener un segundo más. Porque el resto del mundo, en ese momento, no hacía nada más que mirarlo.