Cuando Álex marca un gol

Hoy Álex (6) ha marcado un gol. Sus compañeros de equipo se han abalanzado sobre él, y todos los padres aplaudían emocionados. Era el gol del empate y era su primer gol de la temporada. Coincidía además con que también era el primer partido que ganaban desde que comenzaron en su escuela de fútbol en septiembre.
Creo que nunca lo he visto tan feliz, rebosa felicidad, la rezuma. Toda su diminuta vida ha tomado forma esférica y no para de dar botes arriba y abajo.
Nos explica una y otra vez con todo lujo de detalles, cómo han ganado, qué decididos, qué inteligentes y qué buenos que eran (van los últimos). Se tira sobre la alfombra, repite el regate a cámara lenta ante una planta, llama a su abuelo, se lo repite también una y otra vez, y pienso si realmente en este momento lo importante es participar.
Me parece a mi que no.
Cuando ha entrado, su hermano pequeño le ha dicho: muy bien Álex, muy bien y han encajado la mano; yo estoy por hacerle una fiesta con confeti de colores y me gusta pensar que de tal día como hoy se acordará siempre. Todavía nos queda por oir las canciones (con palabrotas, ha aclarado) que han cantado en el vestidor.
Y a mi que el futbol ni me va ni me viene, me sorprende comprobar como los niños se distraen con una pelota, de hecho apenas necesitan nada más, y venga horas y horas... Es un elemento integrador en los patios del colegio, o en los parques, o en la playa.
Pero ¿Y a los que no les gusta?