viernes, diciembre 17, 2004

Cuando te quedas con cara de papagayo

Victoria es una mujer cercana, la conozco desde hace más de diez años. Hoy he sabido que sufre maltratos constantes por parte de su ya exmarido.
Después de 28 años dice que ya es bastante. A mi se me ha puesto cara de papagayo; veo sus lágrimas resbalando hasta caer al suelo frío, una semana antes de navidad. ¿Con quién estará? ¿Cómo pasarán sus días y sus noches?
Creo que si no estuviera sufriendo tanto, si pudiéramos mirar un poco la línea del horizonte por encima de la sábana que la tapa de no sé que angustia, si pudiéramos mirar repito sin el miedo marcado en su mirada, le podría pasar la dirección de la plataforma contra la navidad, a la que me voy a asociar en breve y reirnos un rato y pensar que pronto va a pasar todo y que la intensidad se irá diluyendo con el tiempo.
Hace diez años que la conozco y podría decir aquello de que nadie lo diría, como si ser un maltratador, un demente o un imbecil se marcara en algún gesto específico en la cara.