Él le ha dicho que aprovechó mientras ella hacía la siesta para, finalmente, decirle a sus padres (los de él) que se casaban. Esperar a que ella duerma nos parece más que sospechoso. Podríamos incluso pensar que es un adolescente. Pero tanto si lo ha hecho, cómo si no, demuestra un complejo de Peter Pan galopante. Adivinais cúantos años tiene el personaje? 45.
Maite tiene una depresión bastante seria, tiene un hijo de 9 años, un padre del hijo que, a pesar de que lo mantiene y lo ve lo esconde a su familia. Maite es una luchadora nata e instintiva, sin duda una madre coraje. Tiene una pareja que dice que quiere casarse, que dice que le dará un hijo, que dice que cambiarán de casa pero que no hace nada de lo que dice. Maite tiene un trabajo en mi anterior trabajo, un trabajo que la ningunea a pesar de ser una buena trabajadora. Maite es el motor de todo lo que la rodea. Por tener tuvo incluso un psiquiatra que al contarle someramente su vida, le dijo que no le extrañaba que se desubicara con esa vida taaan complicada que tenía. Él sin ir más lejos se desubicaba cuando se iba de vacaciones. Maite tiene incluso la receta de unas pastillas milagrosas por 45 € que le recetó esa lumbrera cuando ella no podía pagarlo. Quizá quería que se suicidase, le comento ella más tarde. Creo que alguien se ha llevado el queso de Maite. Yo quiero mucho a Maite y veo que se abre un abismo entre ella y su queso. Sé que ahora necesita cariño a pesar de que su enfermedad debe ser tratada. Quiero regalarle un libro, Maite está de baja y no sale de casa. Quiero regalarle un libro que la ayude y que no la enfrente.
Silvana es una amiga mía con la que compartimos piso hace ya demasiados años. Es una amiga de las de verdad, de esas que sí, es cierto, se tienen muy pocas a lo largo de la vida. Creo que es también la hermana que yo nunca he tenido. Silvana volvió a Brasil en el 93 y a mi quedó un agujero. En el 95, mientras trabajaba en Río me escapé un fin de semana a verla hasta Brasilia. Tenía un hijo de meses, yo vivía un momento importantísimo de mi vida y teníamos tantas cosas que contarnos. Recuerdo el fin de semana nítidamente, con la luz limpia y clara de Brasilia, una ciudad en el llano más llano de todos los llanos, con un cielo inmensamente azul. Pasaron los años y los hijos, yo tuve dos, ella tuvo otro y creo que en el 2004 vino a Barcelona. Supe que era la Amiga, porque al llegar y cambiarnos para irnos a la playa, al tumbarnos sobre la arena, reanudamos una conversación, como si nos hubiésemos visto el día anterior. No suelo echar de menos las cosas que han pasado, sigo mirando más hacia adelante que hacia atrás. Pero a Silvana sí que la echo de menos. Mucho de menos. Pensándolo bien, creo que voy a llamarla.
Si alguna vez abro otro blog, si definitivamente decido dejar la mesa, el banco y el rincón, si alguna vez, me planteara la posibilidad de empezar de nuevo en otra parte de la blogosfera, tendría por supuesto, otro nombre; no creo que tuviera otro aire, aunque nunca se sabe, es bien cierto que podría dedicarlo simplemente a causas perdidas, a recetas de cocina, a papiroflexia o a críticas de libros. Pero seguiría siendo yo. Llevo dos años en este blog; empecé un día de diciembre de 2004. F. me sugirió la idea y me entusiasmé. Me doy cuenta ahora, como alguien dijo, que uno llega a cansarse hasta de uno mismo, de sus mismas ideas, de sus mismos pareceres, y antes o después llega la monotonía. Me sigue gustando tanto el título como al principio, y me gusta cómo lo he llevado hasta ahora. Ni más ni menos. Recuerdo con mucho afecto y nostalgia los inicios, cuando me visitó un incipiente Nepomuk desconocido del que me hice tan amiga, y después, casi a la par, llegaron Fújur, el Dragón Blanco y Spica, nuestro querido Spica fulgurante; misteriosa Amélie, y Would y Tristany el ácido, y la mágica Vireta y Dorian Grey. Y mi querida Guisante. Después llegaron más, no os cito a todos pero os recuerdo a todos, y éramos una pequeña familia con minúscula y virtual. Incluso los más próximos a mi se atrevieron con los blogs. Qué bien nos lo pasamos. Pero el tiempo pasó, como siempre, y las cosas cambiaron, como siempre también. Así que ahora pienso hacia adelante, como siempre también, y creo que tengo el título del próximo blog: el gemelo evanescente. En un embarazo múltiple, a veces uno de los embriones muere en "beneficio de los demás", no se desarrolla y en su lugar queda algo parecido a un hueco, un vacio que antes estuvo pleno, y muere para que los demás se desarrollen en plenitud. Lo he encontrado natural, triste, misterioso y bello. Le llaman: el gemelo evanescente.
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